Hace años me contaron en una tienda de figuras de acción
cómo un aficionado a La guerra de las galaxias, o Star Wars, como prefieran,
vendió toda su colección sobre el tema. Por lo visto se había cabreado porque
Lucasfilm decidió defenestrar el Universo Expandido, que era como se conocía al
conjunto de libros, cómics, videojuegos y demás mercadería de la saga que
continuaba la historia tras El retorno del Jedi.
El entramado estaba tan bien
trenzado que respetaba una cronología y se había construido siguiendo una
continuidad de acontecimientos. Se proclamaba una Nueva República, quedaba un
Remanente Imperial en el planeta Bastión, Han y Leia tenían tres hijos que
siempre terminaban secuestrados por el malo de turno, Luke se liaba con una
asesina que seguía órdenes del Emperador llamada Mara Jade y conseguía traerla
de vuelta al lado luminoso (y de paso a su catre), Boba Fett conseguía salir
del todopoderoso Sarlacc, etcétera. Posteriormente había también una invasión
de unas criaturas de fuera de la galaxia que no eran afectadas por la fuerza,
los Yuuzhan Vong, cuyo principal deporte era cazar y matar jedis. Según algunas
teorías Palpatine fue capaz de anticipar ésta invasión y por eso montaba todo
el lío que arma para fortalecer la galaxia ante semejante ataque.
La historia
seguía y seguía, con muertes como la de Chewbacca salvando a los hijos de Han
Solo e incluso contaba las aventuras del nieto de Luke, Cade Skywalker, que se
dedicaba al mismo trabajo de caza-recompensas que Boba Fett, ah, y era adicto a
los palitos de la muerte… Todo eso se fue por el retrete para poder contarnos
lo que nos han soltado en los Episodios VII y VIII.
En aquella época lo de
vender toda tu colección de figuras de Star Wars me pareció una medida algo
radical, las historias siguen ahí, por mucho que digan los de Lucasfilm que no
son canon. No les digo por dónde me paso yo los cánones… Con el tiempo he
logrado comprender a ése seguidor de la saga. Últimamente y no sólo en las
empresas de Disney hay una tendencia a tocarle las narices al seguidor de toda
la vida. Matar personajes de forma estúpida para resucitarlos luego de manera
aún más tonta si cabe, convertirlos en nazis de Hydra como han hecho con el
Capitán América, meter personajes completamente nuevos cuyo único carisma
parece residir en no pertenecer a la raza blanca, meter mensajitos ideológicos
y concienciadores en las tramas para convencer al lector de que existen los
unicornios rosas…
Hay otros fans que aceptan éstos cambios con alegría y corren
despavoridos a las tiendas de cómics a soltar los dineros con una sonrisa de
entusiasmo en la cara. Los que no aceptamos éstos cambios somos tachados de
viejunos o haters palabro inglés que designa a aquél que odia algo… Hombre,
odio es una palabra muy fuerte e implica un nivel de pasión que una simple
afición no debería de tener. Las aficiones son para pasar el rato, de una forma
amena y divertida y a ser posible sin que quieran comerte el tarro, lavarte el
cerebro o simplemente incomodarte por lo que están sufriendo las crías de atún…
o de porg… Yo no me pongo una película para concienciarme de nada, me pongo una
película para pasar un buen rato. Para pasar un mal rato y sufrir me pongo a
ver fútbol y contemplo cómo le meten tres goles a mi equipo. Quizá haya gente a
la que le guste ir al cine a ver una película lacrimógena y llorar a moco
tendido mientras por fin el galán de turno consigue conquistar el corazón de la
chica que seis años después, fuera de pantalla, le va a meter una demanda de
divorcio que se va a cagar por las perneras… No es mi caso. Lo siento pero yo
no quiero púlpitos, homilías, pregones, mítines ni monsergas en mis ratos de
ocio. Bastante mierda nos tragamos ya en la vida real como para encontrarse
todas ésas porquerías en los ratos de ocio. Si quiero ver todo eso me pongo un
telediario. Así que cuando secuestran a los personajes con los que me he
distraído toda la vida y comienzan a meterles mierdas de éstas cierro el cómic
o apago el dvd y me dedico a otra cosa. A leer libros de historia, por ejemplo,
con los que siempre aprendes algo nuevo. Todo esto tiene una ventaja para mí.
Ya no voy corriendo cual perro vicioso a la tienda de cómics a ver qué ha
salido, a comprobar qué nueva droga dura me quiere vender mi camello de Marvel
o DC. Antes iba un par de veces por semana y me daba un garbeo por las tiendas.
Ahora voy muy de cuando en cuando, rebuscando ofertas y pasando olímpicamente
de “novedades” como Civil War II, World War Hulk II o de la boda de Batman con
Catwoman.
Que ésa es otra, no aprendieron mucho de la boda de Peter Parker y
Mary Jane y de los problemas que ha ido provocando a lo largo de los años,
algunos tan chuscos como el conocido como Mefistazo.
Nada, ellos a lo suyo,
venga, vamos a poner a Batman pidiéndole matrimonio a Catwoman y oh,
¡gran idea! ¿por qué no hacemos que Batman y Superman salgan a cenar con sus
respectivas parientas, Lois Lane y Selina Kyle.
Pero coño, esto ¿qué es? ¿un
cómic de superhéroes o un capítulo de Friends? La culpa de todo esto la tienen
el puto Sheldon y el moñas de Leonard. Pero eh, mi cartera está muy contenta,
ahora sólo suelto perras en cómics muy de vez en cuando y de oferta a ser
posible. El resto del tiempo suelo gastarme el dinero en libros baratos o
vicios económicos como acumular Hot Wheels.
Creo que detrás de todo esto se
esconde una caída en picado de las ventas de cómics. Los chavalucos ya no leen
cómics, los quioscos ya no venden cómics, leches, ya casi no venden ni los
periódicos y cada vez somos menos los que sustentamos el chiringuito. Por eso
no entiendo que entres en el chiringuito a pedir una ración de “hostias del
protagonista con un monstruo a ser posible en un lugar asombroso” y el camarero
te traiga una de “¿quieres casarte conmigo?” salpimentada con “mi hijo le ha
pegado al tuyo” y de regalo “hay que ver cómo sufren las crías hembra de los
bonobos”. Cada vez venden a menos gente pero a los clientes de toda la vida les
escupen en la cara. Ellos quieren venderle a esa chica de mirada soñadora que
fantasea con que Thor baje del cielo con su enorme martillo en la mano. Esa
chica que no ha comprado un tebeo en su puta vida ni piensa comprarlo. A ella
le gustan las películas. El Thor de los cómics es muy feo y no se parece al
actor. Y Lobezno tampoco. Y les juro por Crom que éstas dos últimas frases las
he escuchado yo en una librería.
Así que muy bien. Hay que quemar lo antiguo
para dejar paso a lo nuevo. Ole. Yo voy a ver si quemo mis euros en otras cosas
y si eso me compro las bebidas en el súper y paso de consumir en el
chiringuito, que me ponen unas tapas muy raras últimamente… Venga eeehhhh…. hasta luego, Luucaaaas...
Volando voooy... volando vengo, vengo... poooor el camiiino yo me entretengoooo.... pooooor el camiiiiiino yo me entretengo...
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