Guardianes de la galaxia, BIEN, cambiar la imagen de Starlord MAAAAL, muy MAAAL

Vale, ya he visto Guardianes de la Galaxia y es la leche en bote. No tengo ninguna pega con la peli. Sin embargo, con Marvel... amos a ver porqué cojones cambian el aspecto del personaje en los cómics. Vale que la peli haga mucha pasta y tal pero francamente creo que el aspecto que tiene Starlord en la peli es peor que el de los cómics (ya les dije que era por sacarle alguna pega, porque la verdad es que me lo pasé bomba con la peli y además el tiro no va contra la peli sino contra Marvel... uff). Comparen, este de aquí abajo es la pinta que ha tenido Starlod en los cómics hasta la peli...

Entonces ¿por qué cojones llega Marvel y bajándose los pantalones va y le pone con esta pinta de aquí abajo, calcada al de la peli...?

Joder, me parece que a la Casa de las Ideas se le han terminado las existencias. Inspirate en la peli pero no me cambies de un número a otro la pinta de un personaje. Que los lectores no son tan tontos, hombre, si les pones que un tipo se llama Starlord ya saben que es el mismo personaje. Me parece que Marvel se pliega demasiado a las pelis. ¿Será porque el cómic se desangra de lectores y ahora son más importantes las películas para hacer dinero? Vamos, que a mí no me gusta la pinta que tiene ahora Starlord, parece una mezcla del Sandman de DC (Wesley Dodds, no el gótico peludo raro ése) y de uno de esos tipos que van limpiando las babas de un navegante de la Cofradía en Dune.

Esto último por el abrigo que me lleva más que nada. Lo gracioso va a ser cuando los responsables de la siguiente peli decidan usar el aspecto que tenía el personaje originalmente... entonces sí que me voy a partir la caja con el papanatismo imperante en la editorial. Si es que no hay nada como no tener criterio propio para hacer el ridículo. Y a Marvel no le veo con mucho criterio últimamente la verdad... Eso de cambiar de raza a personajes para vender más... no es demasiado inteligente y si me apuras tiene mucho de Políticamente Correcto, las dos palabras más repugnantes que se puede uno echar a la oreja.