miércoles, 4 de febrero de 2015

Un Orko del Hobbit... armado como Crom manda.

Bueno pues estaba yo un día rebuscando en una feria de juguetes antiguos de esas que proliferan ahora por la ciudad y vi una figura de un orco, de la peli del Hobbit, creo. Sí, esa del viaje inesperado, esa en la que los enanos cantan como si fuera un musical. Sí, sí, esa que es una trilogía de tres pelis de más de tres horas sacadas de un libro que apenas tiene 360 páginas. Total, que el bicho, a pesar de que la peli sea un poco ñorder, está muy bien como muñeco o figura de acción. Ya saben esas gilipolleces que compra un adulto pensando que por arte de magia va a volver a la infancia y luego lo que pasa es que lo pones en la estantería y el bicho se dedica a aguantar la lluvia de polvo que le cae encima durante años. Yo ya le había echado el ojo en Arte 9, encerrado en su blíster, eso sí. Éste estaba metido en una bolsa y valía mucho menos que el del blíster. 




Pues nada, lo compré y me lo llevé a casa... como si fuera Rodolfo Langostino. Lo que pasa es que a mí los orcos de Peter Jackson me parece que van por la vida mal armados. Lanzas torcidas y muy finitas. Espadas echas a la buena de Sauron, todas oxidadas... Éste por ejemplo sólo tenía una especie de varilla de avellano o asín para azotar a sus subordinados y un cuchillo de hueso. Vamos, lo que viene siendo una puta mierda de armamento. Así que le eché mano a una escopeta de Kenner de Star Wars, tuneada con pintura marrón y metalizada de Warhammer y vualá. Un orko como Melkor manda. Con su escopeta. Como los de Jack Kirby. También le añadí un alfanje de una figura de Indiana Jones. Ahora si que puede ir a vivir aventuras... a la estantería del antro en la que tiene al lado a un Batman de las pelis de Nolan. Ambos soportan con estoicismo y bravura la lluvia de polvo que les cae encima todos los días. Que se jodan... el crío que llevo dentro flipa mucho viéndoles custodiando la colección de Usagi Yojimbo que tienen detrás.     

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