miércoles, 1 de marzo de 2017

Mi primer contacto con La Herejía de Horus

Bueno, hoy toca otra batallita de abuelo cebolleta. Les voy a contar cómo tomé contacto con la serie de libros La herejía de Horus de Warhammer 40.000. En parte fue por envidia, algo muy de aquí según los fans de la leyenda negra. Pues verán, un día apareció mi hermano con un tochal de Warhammer 40.000 dedicado a los lobos espaciales, concretamente éste de aquí abajo


El muy suertudo se lo topó en uno de nuestros caladeros por apenas ocho euritos. La envidia me corroía. Así que ése mismo sábado me pasé por la Cuesta de Moyano. Al principio de la misma había un hombre sentado en esos poyetes cuadrados tan feos con una maleta llena de libros a los pies. Vamos, lo que viene siendo un vendedor pirata de libros, de esos que a los de los puestos les joden pero a base de bien, pero como yo soy una puta rata y ellos me han tocado las narices en varias ocasiones, pues eché un vistazo a ver que tenía en venta aquél tipo. Entre los libros de la maleta estaba éste de La Herejía de Horus


Acordándome del tochal de los Lobos espaciales (que ahora en las novelas se llaman Space Wolfs, tócate las narices) le pregunté al tipo por el precio del mismo. Por seis euritos se vino conmigo a casa. Y la verdad es que me lo pasé pipa leyéndolo. Eso sí, le pillé algo de tirria a los putos Lobos espaciales. Y que conste que el Concilio de Nikea me pareció, además de injusto, una soberana estupidez supina al prohibir a los bibliotecarios, los únicos que podían hacer frente a las criaturas que moran en la disformidad. Una gran injusticia, sí señor. Los mil hijos deben de ser la única legión que no cae en el caos por voluntad propia sino que les tiran de una patada en el culo. Y de la burrada que hacen los Lobos espaciales en Próspero, mejor ni hablar. Y lo dejo que me caliento y además estoy soltando spoilers a tutiplén. Yo ya había visitado el universo oscuro del año 40.000 con otra novela que tenía por casa


Necrópolis, de Dan Abnett, perteneciente a la saga de Los Fantasmas de Gaunt. A Abnett le conocía de los cómics que había escrito para Marvel junto a Andy Lanning. Si les digo la verdad el universo que me describían me pareció un sitio deprimente y oscuro cuando me lo leí por primera vez. Debe de ser que para cuando me leí Los Mil Hijos yo ya me había hecho más pesimista. En cualquier caso a partir de ésa novela de La Herejía de Horus me vicié cosa mala y empecé a pillar todo lo que pude de Warhammer 40.000. Son novelas muy divertidas, con descripciones casi cinematográficas y personajes muy bien elaborados. Naturalmente rescaté la novela de Necrópolis del oscuro agujero en la que había sido exiliada en el antro y me la volví a leer de nuevo, ésta vez en su orden cronológico en la serie de los Fantasmas de Gaunt, y la verdad es que la segunda vez que me la leí me gustó mucho más.



Ah, sobre el tochal de los Lobos Espaciales, al año siguiente pude darle envidia yo a mi hermano porque en un Expocómic conseguí un tochal de los Ultramarines por sólo 5 euros. Chúpate ésa. No se preocupen, es una envidia sana entre pescadores de libros. 
 

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