viernes, 11 de diciembre de 2020

Somos la noche... no, sois vampedorras...

 Estaba el otro día haciendo el nictálope aprovechando la ristra de días festivos del puente y me topé a las tantas de la noche con una película alemana de vampiros titulada Somos la noche (2010) de Dennis Gansel. Y si no la han visto ya les aviso de que a partir de aquí habitan los malignos spoilers. Si los spoilers se la sudan, sigan adelante. La verdad es que no está mal y se deja ver sin problemas. De hecho no me dormí viéndola ni nada pero hubo una línea de guión que me hizo mucha gracia. 

Verán resulta que la jefa de las vampiras, una rubia muy alta llamada Louise interpretada por Nina Hoss dice en un momento de la película que sólo hay vampiresas, unas cuarenta en Europa y unas cien en el resto del mundo. Y que tuvieron que matar a los vampiros machos ellas mismas porque eran muy escandalosos, glotones y llamaban mucho la atención. Vale, los vampiros machos eran prácticamente hooligans vandálicos del Atlético Vampiro Fútbol Club. Bien, puede ser hasta razonable. Sin embargo lo cachondo es que lo dice una señora que antes de esa escena le ha chupado la sangre a toda la tripulación de un avión privado junto a sus dos amigas. A una pobre azafata a la que no le ha chupado la sangre y que se ha refugiado en un retrete le rompe el cuello para que no hable.
 Y luego abren la compuerta en pleno vuelo y se tiran del avión dejando que éste se estrelle contra el suelo. Ea, discrección total oiga. Para más coña, a lo largo de la película, además de montar fiestuquis en lugares abandonados, matar a toda una banda de mafiosos rusos, robarles los coches, sobornar a un jureta para que les deje robar a cuatro manos en un centro comercial por la noche, la señora y sus secuaces se dedican a moverse por la ciudad en coches de lujo. 

Son tres vampiras y cada una lleva el suyo, claro, acada cual más llamativo que el anterior. Vamos que parece una procesión de Hot Wheels. Luego, les rastrea la policía hasta el hotel de lujo en el que viven por culpa de un coche que le han robado a uno de los mafiosos, un Lamborghini nada menos, y se monta la de Dios es Cristo con policías pegando tiros por todos lados, festín de sangre de antidisturbios y vampiresas en ropa interior comiéndose humanos a paletadas. Vampiresas ardiendo por culpa del sol así en plan Fallas de Valencia. Y luego va la buena señora, muy discreta ella, y se mete en una comisaría con una navaja barbera y se carga a todos los policías. 

Vamos que se hace un Terminator en toda regla. Y ésta es la discreta, la prudente, la cauta, la comedida. Y digo yo, ya tenían que ser burros los hooligans del Atlético Vampiro Fútbol Club para que tuvieran que matarlos a todos... Mi gente ya me dice que me fijo en cada cosa... Pero es que, joder, hasta Drácula era más discreto que ésta señora. De vez en cuando podían meterse los comentarios feminazis por donde les quepan, más que nada porque al final quedan un poco ridículos. A muchas (y muchos, que también los hay) se les cae la careta con éstas cosas. Te acabas dando cuenta de que el feminismo es igualdad pero el feminazismo consiste básicamente en pisarle la cabeza al hombre, dejarlo como bruto, zafio, tonto o inútil. Y tristemente veo que cada vez hay más de ésto último... Por cierto: ¡¡Hala Atlético Vampiro Fútbol Club!! ¡¡Éste años ganamos la Liga y la Champiñons!! Y el spoiler final. ¿Saben cómo termina la discreta Louise? Ardiendo cual chistorra al sol al igual que las otras dos vampedorras que la acompañaban. ¿Y la protagonista a la que han convertido? Se va con un tío al que tiene todas las trazas de acabar convirtiendo en vampiro. Toma ya... y que le den a las vampedorras...

No hay comentarios:

Publicar un comentario