martes, 20 de diciembre de 2016

Panfilismo Playmobil


¡Qué mundo éste! Qué absurdo es a veces. Menos mal que por lo menos sirve para echarse unas risas. Verán, aquejado por mi recientemente contraído virus Playmobil se me ocurrió acercarme a un quiosco a ver si había algo curioso del tema. Me topé con una revista para chavalucos que vale sólo 4 pavos y que además trae un click, astronauta en éste caso. Caray, pensé, más barato que la colección ésa de historia en la que te clavan casi nueve lereles. 




Total que piqué con el invento y el astronauta se vino a casa. Y nada de guardarlo en plan coleccionista sensato. Yo no he sido sensato en mi vida y más que coleccionista me estoy dando cuenta últimamente de que soy acaparador. Me hizo gracia que el amigo astronauta no trae una mortífera pistola láser sino un pacífico "alicate espacial". Luego dentro de la revista para chavalucos, en la que aprovechan, claro está para viciar a los chavales y no tan chavales con sus productos, venía un anuncio de la siguiente entrega, una entrega especial (que me pienso comprar porque está muy bien en cuanto a precio y calidad) en la que viene un león, un esqueleto de algo que se ha comido el león (casi le imagino eructando) y un aguerrido cazador, guardabosques o alguna mierda parecida. Lo jachondo es que el amigo cazador trae (además de un transmisor y una serpiente que a todas luces está sobando) una "escopeta traquilizante". 


Hombre cuando te apuntan con una escopeta te tranquilizas echando hostias, no te jode. Vamos que el astronauta trae un pacífico "alicate espacial" y el cazador una "escopeta traquilizante". Por favor, no vaya a ser que algún padre panfilista concienciado se indigne porque le ha comprado a su hijo un muñeco que lleva una escopeta normal y corriente. De las que no son pacíficas. De las que tranquilizan ya para toda la eternidad por medio de la famosa posta lobera. De las de toda la vida. De Puerto Hurraco y tal. Ah, ¡qué mundo más gilipollas! Y mientras tanto Aníbal, a las puertas con el cuchillo curvo entre los dientes, descojonao de la risa y soñando con lo que va a saquear, violar, matar y defenestrar en cuanto pase de la puerta. Que esa es otra, Playmobil no tiene una línea bélica por su posición ética y moral ante las guerras (los Airgamboys sí la tenían, con dos cojones). Vale, me lo trago, pero ¿acaso los vikingos no mataban y violaban? ¿acaso los piratas eran miembros de una ONG que iban por el mundo pidiéndole por favor a los barcos, mayormente españoles, que les cedieran sus cofres llenos de oro para obras benéficas (putas y ron, mayormente)? Y en la época medieval los conflictos se resolvían con batallas de insultos, como decía Gila. Ah, pero qué moñas somos a veces, pero qué moñas...
Por cierto el pacífico astronauta de la revista se ha convertido en un sanguinario cosmonauta que lleva una espada. Se la he puesto yo, que me sobraba. ¿Un astronauta con espada? dirán ustedes. Léanse La guerra interminable de Joe Haldeman y luego me comentan...






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