lunes, 22 de enero de 2018

Bendita sea la pila de lectura


Cuando vienen mal dadas y no dispones de pasta para gastar en cómics (o no encuentras cómics nuevos en los que merezca la pena gastarlo) siempre viene bien tener una oronda pila de lectura repleta de tomos, grapas y álbumes que no te has leído aún. Vas tirando de ella en plan Drácula mordiendo a transilvanas hasta que aparezca alguna jamona inglesa. ¿Que no puedes ir a la tienda de cómics porque estás resfriado? a la pila de lectura. ¿Que no tienes tiempo de ir? a la pila de lectura. ¿Que te importa una puta mierda lo que le pase a los hijos de Batman y Superman, conocidos como Superhijos? a la pila de lectura. ¿Que te la suda la segunda Guerra Mundial Hulk? a la pila de lectura. Bueno, ya me entienden. 


La pila de lectura es lo mismo que hacen aquellos que temen el fin del mundo y almacenan latas de atún, conocidas también como “latunes”, quédense con el nombre que son la moneda del futuro, ni bitcoins, ni criptomonedas ni pollas en vinagre. Los latunes son los euros del futuro. Pues los cómics de la pila de lectura son lo mismo pero en versión viñetera. Son el sustento de tus neuronas comiqueras, y lo que salva a tu mente de romperse definitivamente en pedazos. Pues eso, que no se metan ustedes con sus pilas de lectura, respétenlas, caramba. En algún momento podrán salvarles la vida o por lo menos les evitarán acabar en el asilo Arkham para criminales dementes o en su equivalente ibérico.

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