martes, 23 de enero de 2018

Estulticia televisiva

Buenas, hoy no les voy a hablar de frikadas, bueno algo sí. Verán estaba yo el otro día desayunando y decidí torturarme las córneas y acompañar el café con leche con una amena tertulia televisiva. No les diré la cadena porque se cuenta el pecado pero no el pecador. Resulta que estaban hablando de un tipo que había sido acusado de resistencia a la autoridad por saltarse un control o algo así. El hombre alegaba en su defensa que no estaba allí. Alguno de los contertulios comentó que según su entorno estaba muy nervioso con el juicio porque le podían caer seis años de cárcel. A lo que la presentadora y su contertulio más aventajado (y avejentado también) exclamaron con tonillo de Señorita Marple "Pero ¿por qué está nervioso si es inocente y no estaba allí?" así en plan inquisidor. Lo que hace gracia es que ellos ya le han condenado antes del juicio, ni presunción de inocencia ni gallinas jóvenes en ácido acético (pollas en vinagre, vamos, para los que no saben química). Son como el amigo Jonathan Crane, más conocido como el Espantapájaros cuando se mete a hacer de juez en El Caballero Oscuro la leyenda renace...






Vamos a ver, podría ser inocente pero incapaz de demostrarlo y ser sentenciado a los seis años, digo yo que a lo mejor por eso está el hombre nervioso ¿no? Vale que si no has hecho nada no debes de tener miedo pero los toros se ven muy bien desde la barrera. Hay que estar allí, metido en el fregado, para saber lo que se siente y si se puede o no estar nervioso. Estamos llegando a un nivel de estulticia televisiva algo alarmante la verdad. Como los telediarios de otra cadena, que siempre terminan con un fulano haciendo deporte extremo... ya saben éstos que se van con una bici al monte y se bajan por la pendiente más pronunciada que vean... ésa de la que incluso las cabras salen huyendo. O con un fulano que se tira de un avión con un traje de ésos de ardilla voladora de los que usaba Nick Furia (el de verdad, no Samuel L. Furia). 




O con un tipo que se dedica a pegar saltos con un monopatín por encima de una piscina de cocodrilos, no sé. Deporte extremo de ése. Que digo yo que son ganas de buscar gratuitamente a la Parca o al menos pegarse un buen hostión. Pero como esas moñadas están de moda pues ahí tienen ustedes al presentador de turno cerrando el telediario con una sonrisita boba y presentando al valiente deportista extremo que bajó en piragua las cataratas del Niágara tocando el xilofón con dos koalas colgados de los sobacos... 
Será que me estoy haciendo viejuno pero cada vez veo más tontos en televisión... más de los habituales me refiero... Videodrome... ¡JA!, el amigo David Cronenberg se quedó corto...

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