domingo, 4 de diciembre de 2022

FORTUNA Y GLORIA

 El doctor Henry Jones Jr. entró en la Sala de Cancelación a empujones. Dos policías del pensamiento le habían quitado el látigo y el revólver en la entrada. El panorama del local era penoso. Allí estaba Cortineitor intentando venderle unos visillos a todo quisque. Llevaba el catálogo en una carpeta de color rosa con la foto de Greta Thunberg. Nadie le hacía caso y cada uno estaba a sus cosas. Ahogando sus penas en cerveza sin alcohol y leche de soja. De pronto algo le dió en las piernas. Bajó la vista y vio a un enano algo avejentado. 
–Hola, acabo de entrar, me llamo Willow. ¿Te puedes creer que me acaban de quitar el protagonismo de mi propia serie tres pedorras?
–Yo ya me lo creo todo –respondió el arqueólogo.
Fueron hasta la barra a pedir algo de beber. Nada tenía alcohol. De pronto oyeron sollozar a un hombre en una mesa cercana. Estaba llorando sobre un oso de peluche.
–Antes era agente secreto –dijo el enano– He oído hablar de su caso. Es terrible.
–¿Qué es eso que tiene en un bote de formol?
–No pienses mal, aún no han llegado tan lejos como para castrarnos. Sólo es su Walther PPK.
–Siempre me rechinó que un agente inglés usara un arma alemana– respondió el arqueólogo.
–¿Le conoces?
–Coincidimos en un caso en los sesenta.Antes tenía licencia para matar. Da pena verlo ahora.
–Como a todos.
En una esquina del fondo cuatro cazadores de fantasmas tiran dardos hacia una foto en la que aparecen cuatro mujeres llevando sus mismos uniformes. En una mesa cercana un viejo con la cabeza gacha no deja de repetir "Devolvedme mi escudo, cabronas". A su lado hay un gordo rubio medioborracho. Nadie sabe cómo lo ha logrado pero está medioborracho. Bajo el brazo sujeta un casco rojo y dorado y no deja de repetir "Puto Kevin, Puto Waikiki y puta Marivel". Debe de ser un caso de cuernos. Aunque parezca mentira también hay mujeres. Una alta con el pelo rizado mira fijamente a un soldado con la cara destrozada por el ácido y a una niña rubia con un casco que le queda grande, probablemente sea del soldado.
–Ésos dos, la niña y el soldado fueron de los primeros en ser internados en éste local. Fue un Inquisidor llamado Fincher aunque muchos piensan que parte de la culpa la tiene la morena del pelo rizado.
El doctor Henry Jones jr. asiente y sigue mirando a la clientela. En una esquina, de pie, hay un viejo que parece vestido de samurái que está bebiendo una leche de color verde. A su lado hay un tipo muy alto vestido con una armadura negra. Habla alto así que el doctor oye perfectamente lo que está diciendo entre sonoras respiraciones.
–Pues sí hijo mío, nuestro sacrificio en Endor ya no sirve para nada.
–Qué me vas a contar, con lo que me costó sacarte del reverso tenebroso ahora me han acusado de amenazar a mi sobrino con un sable láser mientras duerme porque se mensajeaba con un tal Esnoque. Seguro que le vendía drogas. Y encima me acusan de borracho. Pero si esta leche no pega nada. De hecho la venden en éste antro de mierda.
–Hijos de perra –exclama el tipo de la armadura negra.
–Y alguna que otra hija también –le responde el viejo samurái.
Hay un viejo calvo que sonríe. Parece estar feliz.
–¿Quién es ése?
–Un capitán de la Federación. En ésa organización están todos locos.
–¿Se sabe algo de Conan el cimmerio?
–Algo he oído. Intentaron colgarle unos cargos de "masculinidad tóxica", "exceso de testosterona" y "uso de armas blancas". Sin embargo cuando fueron a por él decapitó a tres policías del pensamiento, le cortó el brazo y la pierna a otros dos y empaló con su espada a dos a la vez. Los dejó clavados en una pared. Tres horas tardaron en poder desclavarlos de la pared. Hizo una auténtica carnicería. Se escapó por un callejón y ahora son incapaces de dar con él. Encima hay una campaña ciudadana con el lema "#Conan está en mi casa". Se ha esfumado, no lo encuentran.
–Quizá le ayudó el Murciélago. Tiene muchos contactos y logró que el kriptoniano y él escaparan de una buena.
–¡Es verdad! Ése jodío se libra de todas. Querían matarlos a ambos y poner a una tía y a la prima del kriptoniano de recambio pero les salió el tiro por la culata.
La mención de éste caso hizo brillar los ojos del arqueólogo. Una sensación extraña prende en el corazón del arqueólogo. Una imagen le viene a la cabeza, la de un padre viendo una película con sus hijos. La niña le pregunta "Papá, hay más películas de éste personaje". "No hija", le responde "las otras dos son muy malas, Indiana Jones y la última cruzada pone fin a la trilogía. Las otras dos las han hecho por dinero y para comernos el tarro". De pronto el arqueólogo se gira y se dirige hacia la puerta.
–¿A dónde vas?
–A buscar fortuna y gloria, hijo, fortuna y gloria.
Cortineitor le escucha y de pronto se para. Deja caer el catálogo de color rosa, y estampa una silla contra el suelo. Luego coje una de las patas rotas y sigue al arqueólogo. Un brillo rojizo puede verse de pronto en sus ojos.
–Eh, ¿qué coño haces? – le pregunta el gordo semiborracho.
–Jódete imbécil– le responde el Cortineitor.
El gordo borracho se levanta, se pone el casco rojo y dorado y pilla otra pata de la silla del suelo y los sigue a ambos. Los cuatro cazadores de fantasmas se abren paso desde el fondo de la sala. El soldado con la cara destrozada por el ácido ha sacado una recortada de la espalda que tenía escondida. La niña rompe un botellín y lo sostiene en la mano como si fuera una espada. El enano, nadie sabe cómo, se ha hecho con dos cuchillos de cocina. Al final todos los recluidos se dirigen a la puerta. 
Con pasos decididos e ira en los ojos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario