Bueno, cómo son las neuras de las personas humanas. Es llegar la Navidad y nos volvemos gilipollas. Y yo el primero, que conste. Si no te pones ciego de champán, te jartas de polvorones y si no te metes entre pecho y espalda medio kilo de langostinos.
El caso es pasarse de rosca. Y nada más lejos de mi intención parecer uno de la Liga de la Temperancia, válgame el Señor. Pero es que se nos va la pinza cosa mala.
Últimamente a mí me ha dado por rumiar la idea de comprarme el barco pirata de Playmobil. En su época, cuando era chavaluco llegué a tener dos y ya dicen que no hay dos sin tres. Y encima está un poco más barato en una gran superficie de mi barrio. Ea, ya tienes ahí, en todo su esplendor, la tentación enseñándote la ropa interior por culpa del aire que sale del metro. Y encima por la Tellygruta ronda una foto de uno de los barcos que tuve de chavaluco, y me asalta por las noches cuando voy a mear la muy cerda.
Tres tomacos a buen precio de la DC (aunque ahora los van a subir un eurito) para aplastar cualquier tentación de soltar dinero por un barco con el que en el fondo no voy a hacer nada más allá de montarlo y buscarle sitio en la Tellygruta en el que descanse tranquilamente pillando polvo a paletadas. Además yo ya tengo un barco de gamorreanos. Se lo encontró mi hermano encima de un contenedor y yo en lugar de llenarlo de playmobils elegí a los gamorreanos como animal acuático... Mucho mejor, dónde va a parar... También hay algún que otro G.I. Joe sí...
¡¡¡POR ALLÍ RESOPLA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario